Los expertos consideran que debe modificarse el manejo de siembra del arroz y demás frutos, con semilleros
El caracol manzana -que ya ha disminuido 45% la producción arrocera y ha elevado el precio al consumidor final, con una afectación reconocida de 120 mil hectáreas de plantaciones- no podría eliminarse completamente. Los agricultores deben aprender a convivir con este y controlar su población.
La recomendación nació de algunos expertos agrícolas, un día después de que el Ministro de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Javier Ponce, y el director de Agrocalidad, Diego Vizcaíno, anunciaran un plan de “barrido” para eliminarlo dentro de un proceso que duraría tres meses.
Pero eso, para Jaime Aragundi, gerente técnico de Agripac, no podrá lograrse. “No sé que quieren decir con barrido, pero tenemos que aprender a convivir con la plaga y cambiar el manejo del cultivo”, dijo.
Para Aragundi, lo primero que debe hacer el agricultor es nivelar los suelos de los cultivos, y en eso coincide con el plan de Agrocalidad; posteriormente, se debe eliminar el indiscriminado uso de pesticidas, que usualmente son muy riesgosos y que están identificados plenamente con el sello rojo en sus presentaciones.
Los pesticidas que más se utilizan son el endosulfan, que es altamente contaminante y es mezclado con otros, que, por lo general, suelen desplazarse por el agua.
“En el mercado hay productos orgánicos que cumplen la misma función y no contaminan el agua”, sostuvo el técnico.
Asimismo, tanto Jaime Aragundi como José Quiroz, también ingeniero agrónomo, coinciden en decir que el manejo del molusco, que comenzó a propagarse hace más de cinco años en el Ecuador, debe ser integrado y no solo cultural.
“Hay que tener en cuenta que este se desplaza por el agua y que también puede nadar y arrastrarse”, dice Quiroz en referencia a la resistencia del caracol que ahora afecta a los cultivos.
Asimismo, ambos expertos coinciden en que en la actualidad hay un abuso de químicos que no solo fortalece al caracol, sino que está espantando al gavilán caracolero (Rostrhamus sociabilis), que vive en la zona agrícola y caza el caracol.
Esta ave, con su pico largo y puntiagudo, hace un reconocimiento por los pantanos, agarra el molusco del lodo, vuelve al árbol en el que anidan y se lo devora, según los expertos y los agricultores de Daule, Salitre, Samborondón, Tarifa, Santa Lucía o Palestina, en Guayas.
Sin embargo, al igual que ellos, Marcel Rivas, productor de Palestina, confirma que últimamente se han ido.
“Estos son los depredadores naturales de la plaga más dañina del arroz desde hace tres años, pero se van a otros sitios por el tóxico que los químicos producen y que usa el campesino”.
Además, Arangundi como Quiroz consideran que la mejor práctica para que los cultivos no se sigan dañando por la presencia de este molusco es la plantación por transplante.
Desde hace mucho tiempo, la siembra en el campo se da con la técnica de “boleada” o de exparcimiento, que no es otra cosa que cuando el productor tira la semilla por todo el terreno.
Lo importante es que el agricultor tenga un semillero para la formación de plántulas, las mismas que luego de 20 días, una vez saneado el terreno con pesticidas para terminar con el caracol, estas sean sembradas.
“Es menos propenso para que el caracol se coma las plantaciones”, dijo Aragundi.
Pero para ponerlo en ejecución, acotó, el arrocero debe estar consciente de que se requiere mayor mano de obra. Es decir, de 10 a 12 jornaleros, quienes usualmente reciben una paga de $10 por día, y que según Quiroz representa uno de los principales inconvenientes para que no la ejecuten.
No obstante, lo recomendable para Aragundi es que se contrate a los grupos intermediarios que siembran por hectáreas y montos predeterminados.
Además confirman que solo son dos tipos de caracol, los identificados, el manzana y el africano. El primero se encuentra en frutos como arroz, cacao, melón y sandía; y el otro, en banano y en las zonas urbanas.
Sin embargo, estas dos especies no serían las únicas. “Se estudia otra, que se ha detectado en la piña” y es por ello que resultan dificil de exterminar.
Todo eso mientras el Magap emprende un plan de aplicación de hasta 5% de metaldehído en distintos productos químicos para el control de babosas o moluscos. (NMCH)
‘No hay que usar baba de caracol’
El no uso de la baba de caracol dentro de la parte cosmética, es una de las campañas que ha emprendido Agrocalidad por las redes sociales.
Ello como consecuencia del caracol africano, que podría provocar menigitis, y una vez que su baba es utilizada como cosmético para quitar manchas en la piel.
“No compre caracoles en la calle ni productos cosméticos u otros hechos con baba de caracol”, dice uno de los mensajes en su cuenta Agrocalidad @AgrocalidadEC, sin dar más detalles.
El uso de la baba de caracol comenzó hace más de de ocho años en el Ecuador. Muchas de esta es vendida por productores informales, y es por ello que se recomienda no usarlo. Pero también existen laboratorios que hacen productos de caracol con las licencias y permisos sanitarios.
Fuente: Diario hoy